Como en el conjunto de las sociedades mesoamericanas, la religión
ocupó un lugar central detro de la cultura maya e incidió en cada uno de
los aspectos de su cotidianeidad, desde las actividades productivas en
el campo hasta sus expresiones artísticas y lúdicas. En términos
estrictos, la religión maya se basaba en tres pilares fundamentales: el politeísmo; el naturalismo y el dualismo.53
En la mitología maya
existieron distintos órdenes de dioses, que correspondían a su función
en la comunidad de deidades. Luego de los creadores del Universo, en
segundo orden, aparece la figura de Kukulkán, versión maya del dios azteca Quetzacóatl, la serpiente emplumada.54 Representaba al dios del viento, Ehécatl, y fue asimilado tras su contacto con las culturas del Altiplano central de México.55
La llegada de este dios al panteón maya resultó ser ciertamente tardín,
aunque rápidamente fue incorporado y utilizado por diferentes
gobernantes para legitimar su poder. También, más tarde, se le dio
categorís de dios creador, con el nombre de Gucumatz. Formaba una triada con Hurakan y Tepeu,
dioses del fuego y el cielo respectivamente. De todas maneras, los tres
se relacionaban mucho con los elementos antes citados y con la creación
del mundo.56
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